domingo, 9 de septiembre de 2012

Toledo - Asturias vol 4


Después de pasar la noche junto a mi compañero de fatigas (he de decir que nos respetamos el sueño jeje) volvimos a las andadas. Así que desayuno rápido de bizcocho ecológico y un poco de leche y a coger las bicis, después de despedirnos de los amigos de amayuelas; Mariajo, Cristina y Melitón.

La mañana estaba bastante fresca y hacía bastante viento, la verdad, no nos preocupaba demasiado pues habíamos tenido unos días con muy buen tiempo y sabíamos que todo el viaje no tenía porque ser así. Sin más seguimos las indicaciones que nos dio nuestro colega de amayuelas y por supuesto nos perdimos ya que en vez seguir sus indicaciones preferimos guiarnos por un tendido eléctrico que iba dirección norte pero no por ello los caminos que pasaban por debajo de él. En fin.

Estuvimos unas dos horas aproximadamente pedaleando de pueblo en pueblo, siguiendo dirección norte, ayudados por nuestro mapa (ya algo descompuesto) la verdad tengo que decir que aún siendo manchego, creo que nunca he visto tanto campo liego junto. Mirases a donde mirases solo se veían campos de trigo cebada o lo que fuese aquello y de vez en cuando el campanario de uno de los pueblos de la zona. Nos topamos una charca llena de ranas y tritones y como buenos cicloturistas nos paramos para verlos.

Poco a poco y más o menos siguiendo nuestro rumbo nos encontramos con un tramo del camino de santiago (de nuevo) y con unas buenas maduritas amigas brasileñas con las que entablamos una conversación corta pero bastante intensa, esto nos condujo a pensar que algún día tendremos que hacer el camino de santiago. (por supuesto para peregrinar santiago, nada de ligues)

Seguimos con nuestro ritmo esta vez por carretera pasando por un amplio y verde valle en el que se oía el repicar de las campanas llamando a las ovejas para entrar en el corral. Finalmente entramos en la montaña Palentina, y Santibañez de la Peña nos dio la bienvenida a la sierra. Aquí hicimos un alto en el camino, nos tomamos unos refrigerios y pudimos observar que la cultura tapera de la zona brillaba por su ausencia ya que nos arrebataron unos torreznos tan solo habiendo catado uno. Eso si, luego un bocata recomponedor y camino a la hermita de la Virgen del Brezo.
 
Hasta aquí llegamos por una carretera bastante sinuosa, tendida y misteriosa ya que cada 100 metros había una cruz de piedra que no inspiraba mucha confianza.

Decidimos atajar como buenos Freedom Bikers, llevando el cicloturismo a lo extremo y continuamos la subida por un amplio camino hasta llegar a un refugio gratuito bastante bien conservado, lo que es difícil de ver hoy día.

Llegamos a lo más alto de la etapa y ante nosotros se imponía el Curavacas (monte más alto de Palencia) y al lado Alex cayéndosele la baba con el Espigüete. Empezamos a descender rodeados por escobas y sus flores amarillas y también brezos con flores moradas. Era precioso.

Esta bajada la disfrutamos especialmente ya que la ascensión había sido bastante dura, y hacía tiempo que no teníamos una pendiente negativa como esta, buen paisaje, buen camino, tiempo ideal, mierdas de vaca, pastores eléctricos asesinos de ciclistas etc. Una pasada vamos

Prácticamente la etapa había acabado, llegamos al pantano, casi anocheciendo y aunque veíamos el pueblo, tuvimos que rodear todo el pantano para llegar hasta él, donde disfrutaríamos con unos nuevos amigos al menos para mi; Valentin, Mercedes y sus hijos.

Aquí recibimos clases de ganadería, agricultura, vida en el campo en gral pero sobre todo de moralidad. (putos urbanitas)

A dormir y mañana sería otra etapa.
















***Todas las fotos en:


























···PEDALEA O MUERE···

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